martes, 16 de junio de 2015

Sucedió en un banco.

Aquel día fue muy divertido. Me acuerdo de que todo empezó en un banco un día de verano. Nadie sabía lo que iba a pasar. Mis amigos y yo habíamos quedado para ir a pasear, pero después de unos minutos, nos cansamos de caminar así que nos sentamos en un banco cerca de un parque. Decidimos comprar unos helados y tomarlos sentados.
Pensamos en volver a ir a caminar, con que lo hicimos. En medio del camino escuchamos unos ruidos familiares cerca de una esquina. Nos acercamos despacio, y descubrimos que en esa esquina se encontraban unos pequeños, y bonitos, gatos. Había dos blancos, dos grises y tres amarillos. Estaban metidos en una pequeña caja, en resumen, estaban abandonados. A mis amigos y a mi nos dio mucha pena, así que los llevamos a mi casa. No creíamos que mis padres nos dejarían dejarlos en mi casa. 
Yo elegí un gato blanco, lo llamamos Pinky. Ahora mismo está durmiendo en el sillón,y no me arrepiento de haber encontrado a esos gatos en la esquina.

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